Los basureros ilegales amenazan la salud de nuestras comunidades. La acumulación descontrolada de residuos sólidos en nuestras comunidades ha desencadenado una crisis de salud pública sin precedentes. Los vertederos improvisados y la quema indiscriminada de basura se han convertido en criaderos perfectos para mosquitos transmisores de dengue, zika y chikungunya, mientras que las emisiones tóxicas provocan un aumento alarmante en las afecciones respiratorias, especialmente en niños y ancianos. Las estadísticas son contundentes: un incremento del 40% en casos de enfermedades relacionadas directamente con la exposición a estos focos de contaminación. En las comunidades cercanas a vertederos, los centros de salud reportan un aumento significativo en casos de asma, bronquitis y alergias crónicas. La situación se agrava durante la temporada de lluvias, cuando los lixiviados contaminan las fuentes de agua subterránea, exponiendo a la población a enfermedades gastrointestinales. Este problema de salud pública requiere una intervención urgente que combine la gestión adecuada de residuos con programas de prevención sanitaria.
